Las relaciones son como
comprarse un jersey. Lo ves y crees que es para ti, en cierta manera te
enamoras de él, te gusta, te atrae, te aporta algo que lo que tenías en el
resto del armario no lo hace, crees que llenara un espacio que hasta ahora
permanecía vacío ¿Pero es cierto que mientras
estamos solos o sin pareja hay una parte de nosotros vacía? Y si vacía es
sinónimo de libre ¿Perdemos la libertad al encontrar pareja?
Lo tanteas; te lo pruebas,
te lo pones y te lo quitas un par o tres de veces, recapacitas mientras decides
a ver si te sienta bien su compañía o no, si te mejora y, si al final te
convence, pagas y te lo quedas, con dinero, cenas, entradas de cine a concierto,
con un CD gravado o que se yo que se lleva en estos tiempos.
Después buscas el día
oportuno para presentarlo en sociedad, eliges la noche, el momento para que
todo salga bien, el día que sabes que todos tus amigos estarán, intentando
crear envidia, tener algo especial que ellos no tienen, ser diferente,
compartir desde el egoísmo y feliz buscas admiración o atención.
Al principio te lo pones con
mucha asiduidad, casi no quieres quitártelo, aprovechas cada ocasión para salir
con el. Sin embargo va pasando el tiempo y a la vez que se hace viejo, menos lo
necesitas y menos te aporta, envejece, como todo. Y tus encuentros se van
haciendo más rutinarios y menos especiales. Hasta que un día, de tanto usarlo,
como el amor, se gasta y se agujerea. El primer agujero se cuse, al segundo si
ya es más grande se le pega un parche y al tercero, si es muy seguido del
segundo, empiezas seriosamente a pensar si debes deshacerte de él… Por mucho
que te haya ayudado en algunas noches de triunfo. Nada es para siempre. El consumismo
nos ha hecho asumir este pensamiento incluso haciéndonos creer que es propio y
alargar la desintegración es, ensuciar el recuerdo. Y lo tiras. Y en su vuelo y
aterrizaje hasta el suelo cae como muerto, quizás, porque siempre lo estuvo.
2 comentarios:
Interesante reflexión.
La comparación no tiene precedentes.
Tal vez tengas razón, todo en esta vida pasa, hasta la pasión por las cosas. La repetición nos hace cansarnos de lo que en su dia era nuevo a estrenar, pero sigo pensando que hay cosas que por mucho que pase el tiempo no pasan (y valga la redundancia de tanto pasar) de moda.
Hay prendas que son de las que llamamos fondo de armario.
Están ahí, por los siglos de los siglos, no importa roto o descosido, siempre nos hacen sentir cómodos con ellas puesta.
Es lo que hay...
Aunque tambien es cierto que esta sociedad de consumismo nos ofrece tantas posibilidades y a veces tan atractivas que puede que perdamos la cabeza en un momento dado, e incluso las queramos cambiar por otras nuevas... pero lo que nos hace sentir bien, seguirá esperando en el fondo del armario, hasta que nos demos cuenta que lo nuevo no siempre nos sienta tan bien.
Estas sembradete eh??
Besos mediterráneos.
Gala: Lo dudo, lo de los precedentes. Esas prendas, de fondo de armario, son los amigos, seguro, esos pocos que siempre están.
Mira si es maldito el consumismo que la gente ya piensa en comprarse el iphone 5 sin saber aún como funciona la mitad de lo que tiene en el 4. Yo no tengo ese problema, carezco de él, el mío es muy básico, así nos entendemos mejor.
Sembradete... sí ya sabes, va como va, a veces hay mucho y a menudo nada.
Un saludo.
PD: Tu en mi blog y yo en el tuyo.
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