miércoles, 10 de octubre de 2012

No más


El tiempo tiene la mala costumbre de hacernos viejos como algunas enfermedades el vicio de matarnos.  Si esquivas las enfermedades, ya sea por surte, destino, prevención, fe o que se yo que sinfín de razones más debemos suponer, el tiempo, cruel, te pasa factura, si no lo consigues, es el medico el que te da dos, tres o seis meses y administra los segundos como quieras o puedas. Y joder, lo único bueno que tiene morirse es que no sabemos cuando nos pasará. En ese momento, como dice la canción: clavo mi remo en el agua, llevo tu remo en el mío, creo que visto una luz, al otro lado del río. Supongo. Porqué, a mi, por el momento, el único que por suerte me ha estado dando su viento en la piel y en el animo, ha sido el tiempo.
Quizás, porque siempre he sido un miedoso en eso del amor, la distancia, ha sido un buen aliado.  Mientras ella y él, paseaban sonrientes por el centro de la ciudad yo, lo observaba a lo lejos, entre alegre por verla y odioso porqué era otro quien la cogía de la mano. Temeroso siempre de caer en un ridículo y sentir el pavor de parecerle un idiota. Seguramente, por eso, porqué no quise, nuestros caminos nunca se llegaron a cruzar y ahora ella, anda sola por la ciudad y yo, sigo atado a una cadena que no consigo partir por la mitad. Entretanto el tiempo sigue pasando de largo, como un tren sin estación. Desplazándonos a toda prisa hacía la vejez.
Al hacerme mayor me di cuenta que demasiadas cosas no eran como creía, entre ellas, el amor. No el enamoramiento. Son sentimientos tan diferentes como la tristeza y la alegría. El enamoramiento te lleva a una alegría en una realidad paralela. El amor, si no lo cuidas y lo vigilas, a una tristeza profunda. La metamorfosis es al revés que en las mariposas. Primero, parece que tienes alas de colores y puedes volar, eso, durante que te vas conociendo, después, sin embargo, te vas haciendo un capullo hasta para poder salir debes convertirte en gusano. Y arrastrarte.
Lo único que quiero es compañía. Una compañera que cuando ella o yo falte, nos echemos de menos. No más.    
   

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola después de muchos varios meses... Al son de una buena canción y una copa de vino siempre es bueno leerte!

Dejo para ti muchos saludos y como es costumbre aunque no vea día a día tus escritos, aquí estoy... Una persona mas de tus lectores invisibles (como alguna vez escribiste en mi blogger)

Jou McQueen dijo...

Bienvenida de nuevo Amatista, sabes, que no eres una lectora invisible.
Me alegra que te gusté leerme.

Un saludo.