viernes, 20 de agosto de 2010

Aznar, azar o mal propósito.

Cuando el fuego esta ardiendo por una brecha en las relaciones entre España y Marruecos va el ex presidente Aznar y se acerca a Melilla para echar, no una mano, sino más leña al fuego. Se da un itinerario por la ciudad, solo por las zonas ricas, le toman diversas instantáneas muy arreglado, paseando como señorito que es, y vuelve, supongo.

Aquí, arriba, tenemos una de ellas. Como se deslumbra en la imagen el sequito que acompaña al señorito (por su altura no llega a señor, altura; ni de político, ni de persona y ni de leal,  ni tampoco altura varonil claro está) son unos ricos, de esos que les gusta exhibirlo. Empezando desde la izquierda, para no ser como ellos, obviando a los periodistas que entre empujones intentan captar una imagen, como si se tratara de Belén Esteba, vemos, a un chico con traje gris oscuro, camisa de un azulado que no se definir, mirando el Mobil. Como si estuviera enviando un mensaje a su padre, a la vez hijo de falangista, diciéndole: “Pa-pá, no te lo vas a creer, y mira que te lo juro por Snoopy, sabes con quien estoy: ¡Con el PRESIDENTE AZNAR!” lo delata con esa media sonrisa, que deja entrever aún con la cara medio bajada. Seguidamente y detrás, vemos a un tipo alto que parece una imitación “aznariana” del amigo de Rajoy, el Sr. Moragas. Delante de él, un hombre con la frente despejada y postura de macarra, enfundado en una chaqueta Gris y pantalón azul oscuro, parece controlarlo todo. Y a la derecha de los dos protagonistas, un señor de avanzada edad, con camisa rosa y rayas blancas o a la inversa, nunca consigo acertar el color prioritario, los pantalones calzados hasta donde él cree que le esconden la curva de la felicidad, es decir, demasiado por encima de donde deberían ir y seguramente, con la postura en qué está, a punto de gritar, de un momento al otro: “Arriba España”. Un despeinado por detrás, que tiene pinta a periodista de un diario de izquierdas, y una señorita, con vestido rosa decolorado, muy mona ella, que tiene toda la pinta de ser, la public relations de la congregación, esos pendientes la delatan. Y en medio de todos ellos, el protagonista y el espontáneo.

Empezaré hablando del protagonista y encantado de serlo, y por suerte de otros, ex presidente Aznar. Va vestido, al más puro estilo Indina Jones, pero dos tallas más de las que hubiera necesitado. Como si estuviera de vacaciones en la playa con ropa justa, para pasar un mes en las Azores, y le hubieran llamado para que con urgencia, fuera a la jungla a salvar toda una nación, y la ropa, por el camino, la hubiera comprado con prisas. Sino, observad cuantas vueltas ha tenido que dar el hombre a las mangas de la chaqueta. El peinado es, como si se después de levantarse de la siesta, hubiera intentado controlar con agua esa melena incontrolable. Y la camisa, la lleva medio desabrochada, mostrando el moreno conseguido con horas de sol, de sol playero. El espontáneo, es un turista, lo bolsita que lleva en la zona genital y no son lo huevos, lo deja claro.  Como todo buen turista, lleva su cámara fotográfica. El polo, de navegante, no es más que moda no vayas a creer que el hombre ha venido en barco y mucho menos en patera. El rostro como un rayo de luz, nos deja claro, que se siente orgulloso de hacerse una foto con Aznar, aunque no tenga claro como nos pasa a casi todos los españoles, qué hace por allí.  

Lo más extraño de la imagen es, que esta misma instantánea fue tomada desde otra posición, desde más a la derecha, venía en portada de un periódico y lo que se observaba al fondo, era una tienda. No de ultramarinos, ni de Frutas, ni tan solo de nada de comida, que es con lo que los marroquíes privando el paso en la frontera, hacían su protesta. Sino, que era una tienda de ropa, de la marca Lacoste.  ¿Curioso Verdad?             

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