martes, 24 de agosto de 2010

Barco.

Viajaba como quien viaja con un barco (yate suena demasiado a burgués) por el mar de información y opinión que es Internet. En una isla pequeñita, un mareo de palabras mal sonantes y bien escritas, en contra de todos mis ideales y moral, me dejaron aturdido. Intenté irme sin dejar rastro con vértigo por lo visto, pero mientras me alejaba, el vomito se apodero de mi aparato digestivo, y empezó a brotar como brota la sangre de la herida. Tanto vomite que hasta mi alter ego saqué por la boca, regresé al lugar me cague con su puta madre y dejé mi nombre de pila. Aún los espero.   

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