jueves, 4 de noviembre de 2010

De una aguja de toque a una de verdugo.

De una Aguja de bitácora,
tapia que se izo con el tapial,
olvidando el cuaderno de bitácora.
De una aguja de enjalmar,
un tabique creció entre dos huecos,
ensalmadores de rotos huesos.
De un aguja astática,
sin equilibrio un panel,
pareció algo estático.
De una aguja capotera,
para una tela delicada,
descose lo cosido con olvido.
No sirve ni de aguja colchonera.
De una aguja de fogón,
para cebar el cañón,
se rompe la razón.
De una aguja gancho,
para labores de punto,
estrecho el desgarro.
De una aguja de toque,
rompe la pureza del oro,
De una aguja de verdugo. 
De una aguja de hilo, 
que perdió el hilo,
y se pudo liar.

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