lunes, 31 de octubre de 2011

Los daños.


Escupía palabras que eran tinieblas
de bruma y lloviznas,
de vacío y calvario.
Saetas afiladas lanzadas 
a distancia, dirigidas 
con acierto al delirio
de la amante sometida,
del amor puro e inocente.
él, verdugo necio y protegido
 por la invidencia de la incoherencia
ignorante del querer sin prejuicios
y con demasiados vicios,
absurdos... inexplicables
y poco viables 
del amor perenne.

Flechas de un matador 
únicamente asesino. Solemne.
Cosechas de odios infundados, resultante 
de la inseguridad en sus ejercicios.
Martirizado por sus propios miedos, 
No ve más camino que los destierros,
De la pasión en el amor.
Impío de lo más sangrado:
La estimación. 

viernes, 28 de octubre de 2011

El peronismo. (Por Millás).

Enlace a la contra portada de hoy de "El País". Juan José Millás escribe del peronismo. Para quién le interese, en particular, los argentinos que andan por aquí a menudo, a ver que les parece¿?

http://www.elpais.com/articulo/ultima/Peronismos/elpepuopi/20111028elpepiult_1/Tes

miércoles, 26 de octubre de 2011

Vidas.

Mi yo y tu yo se conocieron
sin saberlo nosotros.
Auxiliarse por las casualidades
de un destino cruel; decidieron.
Y conmemorar el vosotros,
sin escuchar queja ni moralejas.
En noches de invierno
y escarcha. Mientras,
madrugadas de primavera esperan.
Y En una madriguera
entre la mar y la marea,
tu yo y mi yo, osaron
plantar futuros
y recoger soles, sombras
incógnitas desveladas y
pasados vividos.
Mientras nosotros
aún sin decidirnos
lo vivíamos.
Afortunados algunos.    

lunes, 24 de octubre de 2011

Las realidades.



Después de visitar más de 15 tiendas y agotar toda mi paciencia no me quedo otra opción que decirle la verdad: “Cariño, no es la ropa lo que esta mal echa.” Nuestras realidades eran distintas. Eso cambio la relación. Para siempre.
Hacer un post es, a menudo, plasmarte en unas letras medio organizadas. Modelas el texto según el estado de ánimo del día, del momento o del carácter. Escribes dependiendo, sin saberlo, de tantos factores, que puede, al finalizar, que lo escribido esté en cualquier nivel desde la mierda más absoluta a algo leíble, incluso, agradable para el lector. En mí caso, al no vivir de eso y saber que tengo unos lectores benévolos no dudo en colgarlo sea tal o cuál. Desconozco si el momento de editarlo en el blog es su muerte o su nacimiento. Para mí, sin duda, será su sepultura, para los lectores es, estrenar algo nuevo. Como una vida que envejece pero no muere. Queda, como en stand by, en algún rincón de este inmenso inframundo que es la red. Tan real o tan falso como la mitología griega. No cabe duda, que lo que yo escribo y cuelgo aquí es distinto a lo que vosotros leéis a cinco o cinco mil  kilómetros. Los factores son completamente diferentes y eso modifica su concepción. Porqué igual que pasaba con la ropa, nuestras realidades, aún siendo en un mismo presente, son desiguales.     

jueves, 20 de octubre de 2011

Remasterización de "Equipaje"



No entiendo las relaciones (amorosas) cibernéticas. Como no entiendo, el sexo a través la red. No debo haber encontrado rendija suficientemente ancha o PC, lo bastante sentimental. Eso sí, creo en la pasión de la creencia.

Creo en ti, le decía en un mail (¡cuanta pasión!) un amigo Frances, a una novia Australiana que había tenido (Atención pasado). Ella desde las antípodas (la palabras ya suena lejos), le decía: “Me too, Darling”.  Mientras se follaba a un norte americano. Marine; al menos. Que se ve, estudiaba por allí.

El colega se lleno de valor, y se fue, como hacen los novios románticos, en un viaje que le salió por un ojo de la cara, por no decir de otro sitio, silenciosamente, utilizando el factor sorpresa (aunque a menudo falle o intercambie los papeles) a ver a su amor australiano. I sí, esta vez, el factor sorpresa intercambio los papeles y fue él, el sorprendido. Sorprendido, porqué a parte de que un americano se follaba a su novia, el chico en cuestión hacia dos por dos (no le podía pegar un par de ostias, para más INRI) y a parte, su (que quizás no era tan suya) chica, siempre le había dicho que a ella los hombres fuertes (adjetivo que nunca entendió) no le gustaban. No debía ser esa la fortaleza a que se refería, supuso. Y volvió,  con la mala leche aún adentro, por no poder haberla sacado, ni con él, ni con ella (él estaba al lado). Juró, no volver a mantener una relación por ordenador. No volvería a ser el Romeo que navega hasta el balcón, de alguna Julieta lejana. A ser un mártir desde el otro confín.

Le duro, al compadre, dos meses todos esos juramentos. Vino a mi, para contarme, que por culpa de su increíble (verdaderamente creíble diría yo) timidez, ese era, por medio de la red, su único modo de conocer a alguna mujer. Y así lo hizo, una y cien veces. Un  sin fin de desengaños, de heridas mal curadas, de tiritas mentirosas. Por culpa de una timidez; juez y carcelera. Se volvió un adicto; del cinco contra uno. Una victima de la soledad, cuando se va la luz. Estuvo encerrado en su casa y en si mismo. Acabo siendo un desconocedor; de un beso dulce, de un beso sexual, de la saliva de alguien más, de todo lo que le sigue. Y yo, me preguntaba: ¿Hombre o autómata? ¿Delectación o descarga?  ¿Vivir o estar conectado?

¡Me gusta demasiado la carne (le conté yo) para tener que tomar las proteínas en capsulas! Desde entonces, él; desayuna cerdo, almuerza todos los días un filete y cena pollo. No intenté, explicar el silmil que utilizaba en esa frase. Al cabo de no mucho tiempo murió de sobre peso. Creo, que parte de la culpa es mía, y como es mía, yo se la doy a las computadoras, así, aligero mi equipaje. Qué llevo ya, suficientemente cargado. 

martes, 18 de octubre de 2011

El interruptor.




Soñé que poseía un interruptor con el cuál, podía detener el tiempo, unos segundos, los justos, para poder pensar que responder o decir en el instante, en el que me encontraba. Intenté retroceder en el tiempo para plantarme delante de ese primer amor y decirle aquello, que en esa mañana soleada,  solos delante del inmenso mar, se me atragantó entre el esófago y el estomago. Dándome una mala digestión durante demasiado tiempo. Y allí, mientras volvía a estar sentado delante del azul y al lado de sus verdes ojos, con esa sensación de nerviosismo, pulsé el interruptor y antes de nada, me acerque a su boca para besarla, suavemente.  Así llenar mi ego de energía y soltarle lo que quizás, habría cambiado mí vida. Volví a teclear el interruptor y a plena voz se lo grité a ella y al viento. De repente, me miro con una lagrimilla resbalándole por la mejilla y me besó. Para mi sorpresa, he despertado a su lado y sin interruptor. He empezado a correr hacía la habitación de mi hija y al ver, que allí, únicamente encontraba un PC encima de una mesa de oficina, una silla y un armario, he desfallecido de melancolía. 

lunes, 17 de octubre de 2011

El beso.



Un beso no es besar. Un beso, 
es de amistad, para agradecer o saludar.
Para despedirse o el preámbulo a conocerse.
Por respecto o afecto. Pero besar, sin duda,
no es eso. Eso, sólo es ósculo. Nada puro.

Besar, besar, besar de verdad,
no es efímero ni algo fugaz.
Es perenne y profundo.
Besar es más que unir los labios,
es fundir el deseo y el anhelo
sin premeditación ni avíos;
Únicamente por expresión.
Manifiesto del cuerpo y la mente
acercándose a otra dimensión.
A la situación del sujeto y su predicado.

Pintando una sonrisa de alumno y docente,
al más inocente. Intercambiando
fluidos, penas, alivios y sentidos,
durante unos segundos fugaces.
Benditos, a la vez que malditos fugitivos
a un pretérito pluscuamperfecto.
¡Sabotaje!
Besar es dar, otorgar, entregar 
y alcanzar.  

domingo, 16 de octubre de 2011

El instante.



Esta fracción parece no postergarse, incluso
el reinado inconcluso que eriza tu epidermis,
es un roto en la frontera del tiempo; un instante.
Eternidad finita e infinita que te en rojiza el cutis.

Tus labios humedecidos sonríen con cordura,
concluida la locura de esta pequeña porción de deleito.
Venció el pleito de tu organismo sin mesura,
sudorosas partículas minúsculas invaden tu cuerpo.

El pelo humedecido desafía mi suicidio.
Muslo arriba. Sin mirar atrás. Regalando besos:
Desde la piel a los huesos. Desde los pies al frontispicio.
Moléculas ingrávidas. Cuerpos sin sus pesos.

Un frío corte desmiente la eternidad del momento.
Finalizo la interinidad de la fantasía. Huyó el pretexto.
Dejándonos en cueros y sin escusas para compartir sabanas.
No nos engañemos: No existen mañanas.

jueves, 13 de octubre de 2011

¿Tres es multitud?



-Seguramente, si le hubiera dicho que soñaba con un viaje a las Galápagos, o con el transiberiano. O con un anillo de diamantes. O una mansión en Miami. O un yate, un Ferrari. Un bolso de Dior o un vestido de Victorio y Luccino. O el mejor perfume de chanel. O bañarme toda la noche en don perignon. Quizás, si le hubiera pedido, un chalé o aunque sea una casa adosada, pero salir de ese maldito piso. Un Range Rover o un Mini, o aunque sea uno de segunda mano para poder ir a comprar. O un vestido para los domingos, no la bata de toda la semana, no se hubiera enfadado tanto. Tampoco le dije que soñaba gran cosa, después de quince años de estar casada con él, más otros tantos de novios, dos hijos, criada a tiempo completo y amante en los ratos libres, no entiendo, por qué se puso así.

Capturé la conversación entre esas dos mujeres cuarentonas justo en este punto. Cuando ya se diluya cómo el azúcar en el café. Se levantaban para ir a pagar, acababan de desayunar en una terraza y parecía que las dos venían del mercado. La compañera, zanjo la conversación con un típico: “En fin, ya sabemos como son los hombres”. Yo en demasiadas ocasiones aún me sorprendo de mis actos, cómo para escuchar tal generalización.  Por eso y la maldita curiosidad me levanté, acercándome a ellas y a media voz les dije:
-Disculpen, pero ¿cuál es la razón por la que su marido se ha cabreado tanto?
-Por nada. ¿No tiene en qué distraerse cotilla?
Después de una larga negociación logre que me contara el sueño. El problema. La razón del enfado. Resulta, que ella con lo que soñaba, de vez en cuando, era, follar con dos hombres a la vez.
Me fui preguntándome si eso era motivo para un enfado o el enfado era a causa de su reprimida sexualidad.         

Que harías por amor: ¿Prohibir a la pareja que realice sus fantasías o permitírselo?

lunes, 10 de octubre de 2011

La pena.


Y te fuiste.
Como se van las nueves
y la lluvia.  
Olor acre. Sin advertencia,
de noche y única sentencia.

Se secó el suelo.
Al mediodía. 
Mientras crecía el duelo.
Sí, vida mía, me dejaste vida.
Pero únicamente para mal vivirla.

Añoro,
a la vez que no dejo de orar:
La pena afligida.
Pena, que pesa hondo.
Y a usar no aprendo;
En esta vida descolorida, nacida 
para vagabundear.    

jueves, 6 de octubre de 2011

La soledad de la multitud.


Fotografía de Daniel Casares Román.
http://color-humano-daniel-casares-roman.blogspot.com/

De pequeños, durante la escolaridad, al menos en mí colegio, al hacer alguna travesura, el maestro (que no profesor), nos castigaban en una esquina de la clase alejados del resto. En soledad. Distanciados de la masa, como si nos excluyeran de lo social. Como si eso fuera una penitencia o como si el aislamiento; fuera expiación para nuestras almas y actos. Sin embargo, de mayor, descubres, que la soledad, a veces, es tan necesaria como la compañía. Por eso, seguramente, la elección del sitio que hicieron ella y él, es, a conciencia. La luz de la fotografía, en sus dos centros, ejerce de camino para los ojos que observan, así pueden captar todos los detalles de esta imagen, repleta de ellos. De arriba hacía abajo, de un lado al otro. El cuadro de las tazas de café nos acerca a la chica, que sola, lee lo que parece un libro de de bolsillo, magnífico invento y compañero, mientras toma un café, curiosamente, en una taza para llevar. Verdaderamente abducida. ¿Quién sabe si primero estaba él sentado o ella? ¿Quién sabe si ella estaba de paso, pero al verle a él allí, decido quedarse? O ¿Quién sabe si fue al revés? Pero si nos dejamos de hipótesis románticas, lo que esta claro, es, que no se prestan demasiada atención. Debe ser, por culpa de la soledad de la multitud. Un síntoma que afecta a las personas que habitan en grandes núcleos y, aprenden a obviar las vidas que coexisten a su alrededor. Él, aparte de escuchar algo con unos auriculares, parece, también, estar leyendo, queréis más desafección a lo que le envuelve. Si pudiera volver atrás, observaría el momento desde esa esquina con tanta atención, como se merece esta imagen, por descubrir algo, que en demasiadas ocasiones nos pasa desapercibido: Lo que nos rodea.  

miércoles, 5 de octubre de 2011

¿Cuál es la solución?




Algunos, sí conoceréis a este señor, otros, no. Es Carlos Slim, mejicano y según la revista Forbes, el hombre que encabeza por segundo año consecutivo, la lista de los más ricos del mundo. ¿Por qué me interesa este dato? Porqué no entiendo que hace una persona con una fortuna de 74 mil millones de dólares. Si por suerte de todos, por justicia celeste, poética o lógica, de vida, únicamente hay una y por ahora, no se pueden comprar más, ni con tal cantidad de dinero ¿Por qué acumular tanto? Mientras, otros, desgraciados, victimas del destino, del egoísmo, del capitalismo o de todo a la vez, mueren lentamente al vivir y viven desando morir. Aunque seguro, entre estos, encontraríamos más de uno que, por la mierda de vida que le ha tocado vivir, bien la vendería para al menos, ayudar algún familiar. Es, para mí, totalmente imposible de asimilar, siendo ateo como soy y no creo en más vida que esta, aunque aquí la religión no tenga nada que ver, porqué ya se ha descubierto; que el muerto al hoyo y el vivo al bollo o que a rey muerto; rey puesto, cómo alguien como él o otros tantos insaciables millonarios, no da o dan, una cantidad cuantiosa, para ayudar al hambruna de este injusto mundo. 
¿Problema de solidaridad o del sistema?   

lunes, 3 de octubre de 2011

El desayuno.



El inconveniente que tienen las películas románticas es, el mismo, que las porno, que todo es un montaje; una actuación. Ninguna mujer queda, nunca, tan encandilada (en el sentido más atontado de la palabra), por un hombre. Algún hombre sí. Ningún alto ejecutivo, de los millones de altos ejecutivos que hay en el mundo, nunca, se ha enamorado de una prostituta, del Bronx, del barrio chino de Barcelona o de cualquier otro sitio.  El argumento es demasiado maravilloso, con un final, inmoderadamente dulce. Excesivo. Utopías de quién los escribe. Los actores, son demasiado guapos, ricos, elegantes, portentosos, o sea, lo más parecido a Cristiano Ronaldo (según él mismo). Las actrices, maravillosas, guapas, refinadas, tías buenas también (hay que diferenciar entre estar buena y ser guapa, son conceptos totalmente distintos, aunque a veces, estas cumplan los dos requisitos). Están, ambos, actores y actrices, un escalón por encima del resto de la humanidad, seguramente por eso, sean ellos quién hacen los Films, la publicidad, etc. El inconveniente de este género del celuloide es el mismo: La naturalidad. No se puede hacer creer a la gente, que una chica normal, de un barrio normal, de una familia normal, se enamorara de un tipo con tijeras en vez de manos. Por bonito que le deje el jardín. Lo que haría, con razón, la pobre muchacha, sería, huir.  O si por casualidades del destino, en un recóndito bar te reencuentras con el amor de tu vida, por coraje, no la vuelves dejar escapar subiéndola al avión con su marido a su pesar y el tuyo, marchándote con otro hombre. No, no, la vida, no es así. El romanticismo en el día a día, a parte de ser caduco, es en su mayoría esporádico. Poco frecuente, aislado a ocasiones casi excepcionales. Enterrado por el polvo que levanta la rutina, matado por la ansiedad de esta época. Una ilusión continua de la mujer, que el hombre, por momentos, a veces, logra saciar. Con empeño y casi por obligación. Aunque por desgracia, nada espontáneo ni regular. ¡Qué extraordinario sería un mundo con más romanticismo! Pero esta ya es otra historia.