Carne derramada el asfalto unta.
Se halla medio muerto en el
suelo.
No ha conseguido volar,
nunca.
Tampoco ha muerto y jamás
habrá duelo.
La caída ha sido de 3 pisos
Y aún así, sobre vive a la
condena.
Sangra por distintos
orificios
Su cuerpo: Execrable escena.
Tiene las piernas y brazos rotos,
Varias costillas, sabe que no
es de acero,
Lesiones en las vértebras y
su vida,
Pende de un hilo. Viaje celestial,
Para tan terrenal pena.
Lo ultimo que hizo
Antes de arrojarse por la ventana,
Besar a su hijo. Testigo del
momento.
Ellos, llamaban a la puerta y
él,
Sabia porque era; un
tormento.
Querían desahuciarlos.
Ajarlos.
Expulsarlos de lo único y último,
Que les quedaba, su casa, su
hogar.
Y mientras chirriaba la puerta,
Y se terminaba la espera y la
esperanza,
Sin más fuerza de nada
Se lanza sin ambigüedad.
Sin asechar y acechado por
una deuda,
Que es sentencia, castigo y
remate;
Y si nadie lo remedia.
Una tragedia sin final.