Es ahora, sólo, una reflexión. La meditación la trae. Y el orgullo, valiente, se la lleva. Igual que escampan las nueves, después de la tormenta.
Es por suerte, siempre, cuestión de otros. Es la ladrona del amanecer. Es la muerte.
Y lo peor de ella es, que la que menos me aterroriza, es la mía.
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