Cierto es, como dicen algunos, que España había estado peor que ahora. Y no hace mucho. Ochenta años atrás, setenta incluso sesenta o cincuenta. Tres generaciones, dos. Pero tan bien como hasta hace cuatro años, nunca. Mi padre, me cuenta, que cuando él era pequeño, mi abuela, para poder encontrar tres pesetas para ir a comprar pan, tenía que buscar casi por toda la casa. O que en la ensalada, alargaba más el aceite, añadiendo un poco de agua. Allí comían ocho o diez, si mi abuelo, no traía algún hambriento a comer.
¿Estamos peor que entonces? No. Pero la pregunta no es si estamos ahora peor o mejor que en aquel tiempo. La pregunta, creo yo, es: ¿Si esta sociedad, la juventud de hoy, está preparada para apretar los dientes? No lo sé, pero lo malo es que dudo de una mayoría de nosotros. Me parece improbable, por no decir imposible, que seamos capaces de trabajar tan duro como lo hicieron nuestros padres. Pues hemos tenido el gusto de vivir como ricos y el disgusto de tener de hacerlo ahora como pobres, desconfío, si todos lo sabremos digerir.
Esta maldita o bendita crisis, nos ha azotado a todos en el culo. Los que ya la vida nos había hecho en él, el culo, algún callo, porqué es muy perra y si te descuidas, te dan por el culo, si no es que tu padre o tu madre pone el suyo, lo podremos aguantar mejor. Los que no, que preparen la vaselina.
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