martes, 25 de enero de 2011

Ese perfume.

Malvado Whisky. Malvado perfume. Perverso recuerdo. Vuelvo a levantarme al lado de esta señora con demasiado sobre peso. Volví, anoche, a caer en ese turbio bar. Parecía, que estuviera esperándome como la leona espera su presa. Yo solo quería beber. Pero hoy, vuelvo a despertarme encima suyo. La cama hace balsa.
Procurando escapar, igual que siempre; silenciosamente, a mi único amor, ha ese recuerdo. Debo solucionar el problema con esta señora. No es mi tipo, ni quiero que lo sea. ¿Qué puedo hacer? Como dejar de despertar con este sobresalto, con esta espanto. Solo porqué cuando ya estoy tan borracho que no distingo ni las formas, me guío por el olfato y ella, como ya me había pasado anteriormente, usa el mismo perfume que mi querida difunta esposa. Vil coincidencia. Tengo que encontrar una solución, inmediata.
Mientras meo, sin apuntar demasiado para devolverle la jugarreta, encuentro el arreglo. 
¡Voy a robarle el perfume!  Lo dejaré en mí casa y volveré al bar, a emborracharme y haré como si todo esto no hubiera pasado. Así lo haré.
Pero al regresar a casa y encontrar la señora que me ayuda en la tareas del hogar, a un precio no se si muy razonable, desde que ella no está, guiado por mí olfato, tuve que besarla, olía a melancolía. Había querido saber a que olía ese perfume. Se pensaba que era para ella y yo para mí. Quizás, por eso, estuvo conmigo hasta que lo agotó.
Ahora, aún, busco lo que ya no puedo encontrar. Como lo hice siempre.              

2 comentarios:

Lila Biscia dijo...

me acuerdo que la primera vez que te lei, lei esta primer historia y me impacto mucho.
te lo dije, porque la narración se iba transformando desde lo absurdo a lo dramático, independientemente de terminar de creer si la historia era real o ficticia.
Hoy leo esta segunda parte y me paso exactamente lo mismo.

un saludo con beso.

Jou McQueen dijo...

Gracias Lila. Es la segunda parte, la continuación o otra vez el mismo error. ¡¿Quién sabe?!

Un saludo y un beso.