domingo, 9 de enero de 2011

Mí huevo.

Si me dejara de funcionar un riñón, seguramente, podría seguir viviendo. Si eso pasa en una parte del cerebro, también, seguramente peor, pero podría seguir viviendo. Con un solo pulmón dejaría el deporte, el poco o mucho que hago, pero podría seguir viviendo. Con una pierna menos, si no es la del medio, casi lo mismo. O con un brazo o con una oreja, incluso, sin un ojo, mi vida no cambiaria tanto.  Influirían poco si me quitaran un huevo.
Si el riñón me fuera extirpado por venderlo en el mercado negro, siendo yo un niño desgraciado, hambriento, en un cualquier lugar donde lo que menos importa es la higiene, y sufriendo todos post operatorios; sin medicamentos, ni tratamientos, ni ayudas de ninguna clase… ¿Podría sobrevivir?
Si la parte del cerebro que me es afectada me pasa siendo un chiquillo de una tribu nómada del desierto de Sáhara ¿Podría sobrevivir?
Si la metástasis en el pulmón me crece en mitad de la amazonas, no llegando yo, a los diez años… ¿Podría sobrevivir?
Si la pierna o el brazo que pierdo es en la guerra tribales de Kenia dos años atrás, en medio de ningún sitio y con el hospital más cercano a 5 horas en coche. ¿Podría sobrevivir?
Me influiría poco a mí, que me quitarán un huevo, aquí en este perfecto o casi, primer mundo. Podría seguir viviendo. Pero ellos sobreviven día a día y mientras, nosotros, nos lamentamos de nuestra suerte. ¡Bendita queja! Prometo NO LLOARAR si hoy me falta un beso antes de acostarme.

No hay comentarios: