Había cada día, un hombre triste detrás de la ventana. Era una casa gris, vieja, extraña. Todas las mañanas al ir a trabajar, allí lo veía, de pie, triste. Detrás de la ventana. Hasta que me cambié de trabajo. Meses después, me acordé al soñar con aquel hombre tan extraño, y por la mañana madrugué para pasar otra vez por allí a ver si aún estaba. Pero al pasar, ya no estaba. Sólo había, una casa abandonada.
2 comentarios:
Se había ido. Suele ocurrir y es terrible.
¿Quién sabe donde? Como el programa.
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